Más allá del 69, otros números copan el imaginario erótico. Su práctica, de hecho, parece haber superado la del clásico sexo oral simultáneo. Quizás algunas sean desconocidas por nombre, pero le suenen más al ver la descripción.
El 42: sexo oral para ellos
El 42, a diferencia del 69, es una postura un poco egoísta. Para su realización dos personas asumen sendos roles: el que realiza la acción y el que la recibe. La postura tiene este nombre por la forma que proyectan los cuerpos durante su realización.
La persona que recibe la acción está sentada sobre una silla o la cama con la espalda inclinada, dibujando con su cuerpo un cuatro. El que realiza la acción se encuentra de rodillas moviendo la cabeza hacia las partes íntimas del otro, formando un dos.
El 68: sexo oral para ellas
Aunque el más conocido es el 69, un número menos también es una postura sexual: el desconocido 68. En esta, al igual que con el 42, hay un sujeto activo y otro pasivo.
El que realiza la acción se tumba boca arriba mientras que el sujeto que la recibe debe colocarse encima su la pareja, también boca arriba, dejando caer su espalda sobre el torso.
El que se encuentra arriba debe colocar su cabeza entre las piernas de quien se encuentra debajo y, por último, flexionar sus rodillas mientras abre las piernas dejando el hueco necesario para que entre la cabeza de la otra persona.
De este modo, la persona que está debajo tiene acceso a su pareja. Por otro lado, la persona que está encima, puede relajar su cuerpo sobre el de su pareja.
La vaquera 3.0
En este caso los números añaden una evolución a la postura clásica de la cowgirl de una manera muy sencilla: apoyándose en los tobillos. En esta posición, ella hará casi todo el trabajo, pero él le ayudará soportando su peso.
Los bailarines
No solo de números va la cosa: hay otras posturas sexuales que son desconocidas para la mayor parte de los mortales. Con los bailarines, la pareja estará cara a cara, a diferencia de en el 42 y el 68. Este contacto visual contribuye a que la excitación sea mayor.
En esta postura, sobre un pie, ella debe enredar la otra pierna alrededor de la cintura de él, mientras este le ayuda a mantener el equilibrio. Eso sí, para esta postura hace falta cierto nivel de flexibilidad. Si lo tienes, prueba a levantar la pierna hasta su hombro para lograr una penetración aún más profunda.
El iceberg
Para esta postura, que a muchos recordará al causante del hundimiento del Titanic en el siglo pasado, ambos deben estar sentados y con las piernas dobladas. A continuación, la pareja deberá apoyarse en las manos y los antebrazos e ir, poco a poco acercándose hasta que él consiga penetrar. Además, esta postura permite que la pareja se mire a los ojos.