Fuerte terremoto de 7.6 grados sacude Japón y hay alertas de Tsunami.
En una tarde que prometía ser tranquila en la región de Noto, en la prefectura de Ishikawa, Japón, la naturaleza rugió con fuerza cuando un terremoto de magnitud 7.6 sacudió la zona, desencadenando una serie de eventos sísmicos y generando oleadas de tsunami.
El impacto se registró alrededor de las 16:10, según el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS). Sumiendo a la región en la incertidumbre y la urgencia.
La Agencia Meteorológica Japonesa (JMA) no tardó en reaccionar, identificando 21 sismos adicionales, todos de magnitud 4.0 o superior.
En la región central en poco más de 90 minutos después del evento principal. La cadena de temblores dejó a la población en alerta máxima y desencadenó el protocolo de evacuación ante el riesgo inminente de tsunamis.
Oleadas de tsunami, con alturas que alcanzaron hasta 1.2 metros, golpearon el puerto de Wajima, en la prefectura de Ishikawa, aproximadamente 10 minutos después del sismo inicial, marcando el inicio de una situación de emergencia. La magnitud de la amenaza llevó a la cadena nacional de Japón, NHK, a emitir un llamado urgente: «Todos los residentes deben evacuar inmediatamente a terrenos más elevados».
La prefectura de Ishikawa, aún con la memoria fresca del devastador terremoto de 2011, emitió una «alerta de envergadura por tsunami». Inicialmente advirtiendo de olas de entre tres y cinco metros contra la costa. Sin embargo, conforme la situación se desarrollaba, la alerta fue ajustada a una «alerta de tsunami». Las autoridades locales tomaron medidas rápidas para coordinar evacuaciones y garantizar la seguridad de los residentes en las áreas potencialmente afectadas.
La propagación de las olas de tsunami se confirmó en las prefecturas de Yamagata, Niigata y Toyama. Ampliando la zona de preocupación y movilizando a las autoridades para expandir las medidas de evacuación según fuera necesario. La población, en medio del caos natural, fue instada a seguir de cerca las actualizaciones de las autoridades y acatar las instrucciones de evacuación para garantizar su seguridad.
En este escenario de incertidumbre, la atención se centra en el continuo monitoreo de la actividad sísmica y las condiciones del mar. La coordinación entre las autoridades locales, regionales y nacionales es crucial para mitigar el impacto potencial y brindar apoyo a aquellos afectados por este repentino evento natural.
A medida que la situación sigue evolucionando, la población japonesa enfrenta un recordatorio impactante de la fragilidad de la vida en un archipiélago sísmico. La solidaridad, la preparación y la respuesta rápida se convierten en los pilares para enfrentar los desafíos que surgen en momentos de crisis como este.